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martes, 21 de junio de 2011

“Pensamientos de un Viejo”





“ … Me pides que te diga en dónde está la felicidad”
“… Te contesto que la felicidad y el dolor son dos inseparables y que los dos  son hijos de la vida

Fernando González

“Pensamientos de un Viejo”, es una obra que al leerla suscita un encanto muy particular y especial, hay diversidad de sentimientos encontrados que permiten contemplar probablemente algunas de las vivencias que son generadas por las pasiones y emociones del autor y otras son  producto de un pensamiento acelerado, por el progreso del espíritu que juega con el tiempo y lo remite a una vejez que aun no ha vivido.

Son muchos los temas a los que hace mención el autor los cuales, expone en un estilo fragmentario apoyado en la técnica aforística. Además hace alusión a varias contradicciones emocionales  que forman parte de la cotidianidad del hombre como: el bien- el mal, el dolor- la alegría, el amor- el desamor, la tristeza- la felicidad entre otros, pero lo que más me pareció extraordinario y fascinante, fue la manera como el texto convoca al lector a esculcar su propia vida, a que se descubra a sí mismo y acceda de otra manera al mundo.

Por lo expuesto al inicio, tome la decisión  de concentrarme de esta obra, en la relación que  presenta  una de  las tantas  contradicción   de la vida del hombre y que a la vez son los extremos que desequilibran su estado emocional: el  Dolor y la  Alegría a los cuales, González hace una breve pero clara alusión en uno de los fragmentos que lleva el mismo nombre y como se menciona al inicio de esta reflexión en el epígrafe: “ felicidad y dolor son dos modos inseparables” porque estar vivo, implica cambiar constantemente de un estado a otro y por consiguiente unos instantes serán más  alegres que otros; con el fin de equilibrar las emociones y que se puedan comparar los diferentes estados de animo.

Una de las emociones fundamentales en el hombre es la alegría y como se ha podido ver a lo largo de la  tradición,  son muchos los factores que han influido en este estado de ánimo como: la posesión de bienes, el sentirse amado, amar, triunfar etc. Podría decirse entonces, que a los diferentes estados del alma se le pueden atribuir la existencia de infinitos motivos para estar alegre; porque sí el alma conserva la calma y está en equilibrio, se puede considerar en un estado de satisfacción por encontrarse y sentirse pleno frente a las situaciones del mundo pero, cuando el ser humano se siente incompleto, decae el estado de su alma y lo invade el aburrimiento, prolongando de esta manera el juego que no posibilita la separación del dolor y  la alegría.

 El hombre está  alegre si su Yo está pleno y triste si vive momentos  que son menos agradables y que no son placenteros; y al no ser placenteros llevan a que éste,  nuevamente busque un medio para huir del dolor, que en algunos momentos es representado por el llanto y la soledad y de todos aquellos afectos que lo provocan. Por ejemplo, en los escritos de Schopenhauer  se puede ver continuamente la vida entre el dolor y el aburrimiento. Del mismo modo, González en esta obra nos remite a la melancolía, al dolor, y a la muerte como también nos remite a la felicidad y a la vida. Son extremos que equilibran muy bien la vida lo dice González, puesto que no se pueden separar, es decir, “no puede haber alegría si no hay dolor y  esta dualidad existirá mientras haya vida”.

Queda por aclarar, que González nos manifiesta en algunos fragmentos lo necesarias que son  todas estas diferencias para poder comparar los estados del alma, donde se  goza con  placer y se sufre con el dolor que siempre presenciará si no es en él, será en los demás; pues el hombre influye en las emociones de otros porque necesita complacer sus deseos,  ya que en la vida diaria constantemente se  están  recibiendo emociones del exterior las cuales, impactan nuestra afectividad. Tal contradicción nunca se acabará o por decirlo de otro modo y concisamente: dolor y alegría estarán muy cercanos; lo que le resta al ser humano  es afrontar y sortear la situación  con los medios que tenga a su alcance y comprender que no está exento de la presencia  del fenómeno que ocasionan estas dos emociones.
 ANDREITA C.P






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